Onno Purbo es una persona del pueblo. Eso no es algo que se suela decir sobre un ingeniero. Pero los pueblos de Indonesia han tenido acceso gracias a su enfoque educativo en el ámbito de Internet.
“El resto de ingenieros son muy ingenieros”, dijo Purbo. “Un problema se resuelve con el código, con una antena, con algún tipo de producto. Yo adopto un enfoque más humano. La mayoría de los ingenieros presentan sus productos, yo le doy el conocimiento a la gente”.
Purbo, as this year’s Jonathan B. Postel Award winner, uses his experience, knowledge, and expertise not only to build networks and improve access for his fellow Indonesians, but to teach them how to do it themselves. He does this through hours of work on social media channels, speaking one-on-one with hundreds of thousands of followers whenever they have questions or concerns.
“I use social media as a free, huge class[room]. Effective and efficient empowerment processes were not possible with the old mechanism where we would rent rooms or buildings with professional event organizers,” Purbo said. “These days, for example, thousands of viewers may easily view any of my videos on YouTube.”
Con más de 700.000 seguidores en las redes sociales, Purbo llega todos los días a una audiencia asombrosamente grande. Sube todos los días varios vídeos explicativos a los que puede acceder todo el mundo.
“Subo todos los días una media de tres vídeos de 10 minutos y contesto entre 20 y 30 preguntas en YouTube y entre cinco y 10 en Twitter”, dijo. “No cuesta mucho tiempo. Es una experiencia muy interactiva. La gente hace preguntas y yo las contesto”.
Para aquellas personas que necesitan más estructura, Purbo tiene una plataforma de educación virtual en la que la gente se puede apuntar a las clases y aprender conceptos de principio a fin. De hecho, 39.000 personas como, por ejemplo, estudiantes de instituto y universitarios de todo el mundo participan en estos módulos de aprendizaje virtual.
“Enseño los conceptos básicos necesarios para que usen su red”, dijo. “Computación en la nube, el sistema operativo. La gente siempre me pregunta cómo se puede enseñar programación a los estudiantes jóvenes y esta es una forma de hacerlo”.
Pero Purbo no es solo un rey de las redes sociales. También lleva años abogando por un servicio de Internet justo y gratuito para toda Indonesia. Dice que las tres principales barreras para el acceso en su país son las siguientes: el idioma, el acceso a la infraestructura y las lagunas de conocimiento tecnológico general.
“A la mayoría de las personas de mi país le cuesta leer y comunicarse en inglés”, dijo. “Lamentablemente, casi todo el conocimiento que hay en Internet está en inglés”.
Indonesia es un país con más de 83.000 pueblos. Purbo dice que si bien el gobierno sostiene que todo el país tiene acceso a Internet, en realidad, hay 9.000 pueblos sin Internet. Él trabaja para que hasta las aldeas más remotas tengan señal wifi.
“Tenemos que instalar la infraestructura”, dijo. “Con una conexión de punto a punto desde una isla hasta otra, puedo conectar otra isla, lo que supone el núcleo de la red para la conexión de larga distancia. De lo contrario, no se puede tener Internet en esa isla”.
Purbo utiliza programas de mapeo para supervisar la velocidad de las conexiones y las señales directas de un sitio a otro con equipos básicos instalados en determinadas casas de los pueblos. Pueden tener un alcance increíble, es decir, más de 300 km.
“Enseño a la gente a instalar los equipos para los relés de punto a punto para llegar a las islas”, dijo. “Normalmente, instalamos el equipo en una casa, porque si lo ponemos al aire libre en la selva o por ahí, alguien puede robarlo”.
Las carencias de tecnología punta del equipo se suplen con creatividad e ingenio. Purbo ha dedicado años de trabajo al montaje de antenas wifi con cuencos de cocina y latas, por ejemplo. Si la cobertura habitual de una antena wifi es de 50 metros, al usar una lata, puedes amplificar la señal a un kilómetro. Purbo dice que la señal es una señal de radio y en la última versión de este invento añadieron un cuenco que hace que la antena actúe como una parabólica, lo que amplia el rango a cuatro kilómetros. La llaman cuencobólica.
“Les doy las gracias a mis amigos de las comunidades por las ideas con una lata y la cuencobólica. Surgieron después de meses de acalorados debates para encontrar tecnologías de Internet inalámbrico baratas”, declaró Purbo.
Purbo no es nuevo en este ámbito. Se puso manos a la obra a principios de los 90, dirigiendo la primera conexión a Internet en el Instituto de Tecnología de Bandung, donde trabajaba. Lo hizo para poner en marcha la primera red educativa en Indonesia.
Enseguida se puso con los cibercafés para que la gente tuviese una forma barata de acceder a Internet. Los cibercafés pudieron reducir el coste de acceso a Internet a unos 0,30 USD por hora. Para atender el aumento de la demanda/usuarios, los operadores de cibercafés también enseñaron a la gente a usar Internet.
“Cuando educamos a la gente (la alfabetizamos digitalmente), creamos el mercado. A principios del siglo XXI, la gente se puso a abrir estos cafés porque eran algo nuevo y muy poca gente tenía acceso. En seis meses recuperaron el dinero, pero durante el proceso tuvieron que enseñar a los usuarios a utilizar Internet, con lo que crearon su propio mercado”, afirmó Purbo.
Es un sistema de oferta y demanda dinámico que, según Purbo, beneficia a la población, algo que siempre ha sido su objetivo principal. Empezó a recorrer el camino en el año 2000 cuando la universidad para la que trabajaba decidió registrar los derechos de autor de su investigación de Internet.
“Dije que si queríamos educar a la gente, teníamos que difundir el conocimiento, no registrar los derechos de autor y explotarlos económicamente”, declaró. “Y tres días después de ello, dimití para empezar a educar al pueblo de Indonesia”.
Purbo se decantó por el copyleft, es decir, una modalidad que permite al público acceder al conocimiento de una forma gratuita y fácil. Permite al pueblo de Indonesia poner en marcha un Internet basado en la comunidad de bajo coste.
“Me siento orgulloso de estar educando a cientos de miles de personas. Así es como construimos la red”, dijo Purbo. “Estamos calibrando el aprendizaje para adaptarlo a las necesidades y a los presupuestos de la gente. Hemos puesto todo esto en marcha gracias al diálogo y a la comunidad”.
Purbo dice que recibió la influencia de su padre para hacer este trabajo, un ecologista que ayudó a muchos lugareños en su época. Gracias a ese ejemplo, Purbo fue capaz de usar sus aptitudes de ingeniero y explicar y difundir la información a todos los indonesios de a pie.
Actualmente, enseña en el IIB Darmajaya de Lampung (Indonesia). Dice que sus iniciativas cuentan con la ayuda de organizaciones internacionales como Internet Society. Esto hace que haber ganado el premio Postel sea más satisfactorio, afirma.
“No se trata de mí”, dijo. “Es un reconocimiento de nuestro esfuerzo para poner en marcha la red comunitaria. La gente estuvo muchos años diciéndonos que estábamos haciendo las cosas mal. No nos dábamos cuenta de que esta era la forma correcta de hacerlo. Este reconocimiento nos ayudó a darnos cuenta de que estábamos en la buena senda”.
Purbo calls the Postel Award the world’s highest award ever received by Indonesia in the field of the Internet. He says the award is never just about one person, but the entire community working together to change the world.
“El premio al servicio Postel es un ejemplo de la importancia del bien común e infunde un entusiasmo excepcional para avanzar hacia la sociedad basada en el conocimiento”, dijo Purbo. “No se trata de tecnología, la red se crea con una mezcla de tecnología y personas”.