Para muchas personas en cuarentena, la única privacidad suele darse únicamente en las comunicaciones digitales. Mientras estamos enjaulados en nuestras casas con otras personas, el mundo digital puede ser un lugar donde desahogarse, entretenerse e incluso buscar refugio. Esta es una realidad especialmente palpable para las supervivientes de la violencia de género, violencia sexual, acoso y trata de personas, unos colectivos que siempre han dependido de las comunicaciones cifradas para buscar ayuda y huir.
Este año ha sido particularmente duro para las supervivientes. El factor del repunte de los casos de COVID-19, el azote del confinamiento, la incertidumbre económica y, en algunas regiones, el tiempo más frío y los días más cortos, más las fiestas de diciembre y enero, durante las que tradicionalmente se produce un aumento de los incidentes de violencia de género, forman una tormenta perfecta. El acceso a las comunicaciones digitales privadas no es solo una forma de buscar ayuda y escapar, sino también una forma de sobrevivir.
Como ahora el riesgo de violencia de género es mayor, es más importante que protejamos la privacidad y la seguridad digital de las supervivientes. En una pandemia, las supervivientes solo pueden confiar en las comunicaciones digitales para buscar ayuda, para limitar los contactos personales.
Por este motivo hemos creado la Red nacional para acabar con la violencia de género, con el objetivo de elaborar un documento técnico sobre la importancia del cifrado para supervivientes de violencia de género, violencia sexual, acoso y trata de personas.
Las supervivientes necesitan comunicarse con confidentes de confianza, ponerse en contacto con organizaciones que las ayuden y buscar alojamiento u otros recursos en su zona. El cifrado de punto a punto garantiza que las supervivientes puedan confiar en la confidencialidad y la integridad de sus conversaciones privadas y el uso de las comunicaciones digitales para ponerse a salvo.
El cifrado también ayuda a proteger los datos personales y la seguridad de las supervivientes. Después de escapar de una situación de violencia, pueden mudarse y buscar un domicilio o trabajo nuevos. Es indispensable velar por la privacidad de los datos personales en esta situación, porque abandonar un hogar con violencia es el momento más peligroso para las supervivientes; las supervivientes tienen más probabilidades de ser asesinadas cuando se están yendo o acaban de irse. Sin embargo, los maltratadores pueden usar la tecnología y las comunicaciones digitales para buscar más información sobre el paradero y las actividades de las supervivientes. Sin cifrado fuerte, los agresores podrán seguir maltratando a una superviviente mediante métodos digitales como, por ejemplo, la instalación de software de espionaje.
El cifrado también es importante para conservar las pruebas en caso de que se tomen medidas legales. Si una superviviente decide demandar e ir a juicio, las pruebas digitales son fundamentales. Sin cifrado, se podrían perder las pruebas. Las supervivientes merecen recurrir a la justicia y estar en paz, y conservar las pruebas es un componente importante del proceso legal.
El cifrado de punto a punto es una herramienta indispensable para garantizar la seguridad de las supervivientes a lo largo del proceso de búsqueda de ayuda, unas condiciones de vida nuevas y posible ayuda legal. Protege las comunicaciones, la información y los registros digitales y evita que los maltratadores y los delincuentes sigan cometiendo agresiones.
Si queremos proteger a las supervivientes, debemos proteger el cifrado de punto a punto.
Si quieres más información sobre ayudas para supervivientes de violencia de género, violencia sexual, acoso y trata de personas, consulta la Red nacional para acabar con la violencia de género y su proyecto Red de Seguridad, que se centra en la seguridad tecnológica.
Lee el artículo «Entender el cifrado: las relaciones con la seguridad de las supervivientes«
Imagen de Sergey Zolkin vía Unsplash