Natalie Campbell, directora de promoción pública de Internet Society y madre de dos hijos, advierte contra la prohibición o el debilitamiento del cifrado para la seguridad de los niños en Internet.
Los gobiernos y las fuerzas de seguridad intentan prohibir o debilitar una herramienta fundamental para velar por la seguridad de nuestros hijos en Internet. Como padres, debemos defender a nuestros hijos.
Los niños que tienen la suerte de tener acceso a Internet se conectan más que nunca, y muchos estudian cada vez más telemáticamente. Pero estos espacios son objetivos atractivos para los delincuentes, y los padres y las escuelas suelen carecer de recursos para orientar a los niños sobre cómo garantizar su seguridad mientras aprenden, se relacionan y descubren el mundo en Internet.
Por suerte, el cifrado nos cubre las espaldas. Tanto si se trata de enviar un mensaje confidencial a un amigo, como de hacerles una videollamada a los abuelos o de entregarle un trabajo a un profesor, las plataformas y los servicios que utilizan el cifrado de punto a punto pueden ayudar a mantener la seguridad de nuestros hijos haciendo que la línea de comunicación entre el emisor y el receptor sea privada.
A pesar de ello, algunos gobiernos, cuerpos policiales y hasta algunas organizaciones de protección de la infancia están intentando eliminar la herramienta digital más potente que tenemos los padres para velar por la seguridad de los menores en Internet. El Reino Unido, Alemania, la Comisión Europea y Estados Unidos están estudiando propuestas que amenazan con prohibir o debilitar el cifrado, exigiendo a las empresas que creen vías para que las fuerzas y cuerpos de seguridad puedan acceder a las comunicaciones por una «puerta trasera» para coger a los malos.
Este es el problema: no hay forma de crear un acceso a las comunicaciones cifradas para los buenos sin dárselo también a los malos. ¿Qué quiere decir esto? Piensa en toda la información confidencial sobre los intereses, horarios, salud y actividades de tus hijos que se están compartiendo por Internet con personas de confianza: padres, profesores, amigos y profesionales de la salud. ¿De verdad queremos que cualquier gobierno nos diga que no podemos usar los sistemas de seguridad más potentes para garantizar la confidencialidad de dichos datos?
Prohibir o debilitar el cifrado es como decir que no podemos poner cortinas y cerraduras en las ventanas de las habitaciones de nuestros hijos, haciéndolos infinitamente más vulnerables a cualquiera de Internet que quiera colarse. Y no solo pone en riesgo a los niños.
Los ciudadanos de todo el mundo confían en el cifrado de punto a punto más que nunca para estar seguros mientras trabajan, estudian, se relacionan, compran y realizan operaciones bancarias durante la pandemia actual. Y cada vez más realizamos estas actividades en las mismas plataformas de mensajería a las que los gobiernos presionan para que creen puertas traseras al cifrado.
Los gobiernos tienen razón al pensar en las mejores formas de velar por la seguridad de nuestros hijos en Internet. Pero si consiguen prohibir o debilitar cualquier parte de la red de seguridad que ofrece el cifrado a nuestros hijos en Internet, los harán más vulnerables a los mismos delincuentes, depredadores y otros horrores que todos queremos evitar en Internet.
Así que esto es lo que pido: dado que el acceso a Internet es un recurso tan importante para que nuestros hijos aprendan, se relacionen, descubran y gocen de salud mental, asegurémonos de que disponen de espacios seguros protegidos con un cifrado fuerte.
Como padres, tenemos el deber de exigir el equipo de protección individual más potente para mantener a nuestros hijos a salvo de cualquier daño, tanto en la vida real como en Internet.
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