El cierre de Internet durante las protestas de granjeros decretado recientemente por el gobierno de la India afectó a más de 50 millones de residentes. Es una cruda advertencia sobre el peligro de manipular los fundamentos que hacen que Internet funcione para todos.
Los cierres de Internet son una táctica peligrosa cada vez más utilizada por el Estado para sofocar situaciones de malestar. En este caso se produjo durante las protestas en la capital, Nueva Delhi, en las que los granjeros pedían la derogación de tres leyes agrícolas propuestas por el Estado. Aunque el cierre inicial afectó a Nueva Delhi y duró unas 29 horas, enseguida se amplió a los distritos del estado vecino de Haryana desde el 26 de enero hasta el 1 de febrero para “evitar la perturbación de la paz y del orden público”.
Las consecuencias del cierre de partes de Internet para evitar el acceso de la ciudadanía son profundas: socavan la infraestructura global de Internet, que se basa en la colaboración y en la confianza, y tienen consecuencias individuales y económicas graves que pueden sobrepasar las fronteras de los países.
Internet es una herramienta maravillosamente exitosa y potente, hecho que se ha puesto más que de manifiesto durante la pandemia de la COVID-19. Se trata de una tecnología fundamental que favorece la educación, la actividad económica y hasta el acceso a la atención médica a las personas afectadas por las órdenes de confinamiento domiciliario. Pero Internet no le debe su éxito a ninguna tecnología, sino a la forma en que funciona y evoluciona, algo que denominamos la forma de interconectarse de Internet. Se trata de la forma en que las redes independientes se conectan entre sí para formar el Internet global y ahí está la clave de su éxito. Pero, como todas las redes locales son una parte de la red general, cuando una red se ve amenazada también lo están las oportunidades que ofrece, así como Internet a nivel global.
Los cierres de Internet son un ejemplo de la forma en que las acciones de los gobiernos pueden perjudicar la forma de interconectarse de Internet. Los gobiernos tienen el deber de proteger a Internet y a sus usuarios contra políticas y decisiones que pueden romper su bases subyacentes, es decir, los cinco pilares de la forma de interconectarse de Internet. Por este motivo Internet Society creó la herramienta de análisis del impacto en Internet (IIAT, por sus siglas en inglés), que ayuda a los legisladores a evaluar las posibles repercusiones de las leyes, políticas o tecnologías propuestas en las propiedades fundamentales del núcleo de Internet. En la infografía puedes ver su funcionamiento.
Si los legisladores de la India hubiesen realizado este análisis antes de aplicar un cierre, se habrían dado cuenta de que esta medida socava tres de los cinco pilares fundamentales de las bases de Internet: una arquitectura abierta y accesible, una naturaleza distribuida y descentralizada, y su finalidad general.
Internet se basa en una arquitectura abierta y accesible que ofrece una conectividad global. Cuando Internet está cerrado, no se pueden establecer conexiones en la región/país (ese es el objetivo de dicho cierre) y tampoco entre el país y el resto del mundo. Por lo tanto, el cierre de las redes no solo aísla a los indios del mundo, sino que también aísla al resto del mundo de la India. Esto disminuye la accesibilidad y la confianza en la disponibilidad de la infraestructura de Internet no solo para los particulares, sino también para las empresas, lo que repercute en la inversión y el clima económico general del país.
Además, la capacidad de cerrar Internet demuestra una gestión centralizada de los operadores relevantes en el país, lo que va en contra de la naturaleza distribuida y descentralizada de Internet. Esto socava las funciones fundamentales de Internet como, por ejemplo, el enrutamiento del tráfico para otras redes, dentro y fuera del país. El resultado es una red menos resistente, ya que un cierre compromete la capacidad de los operadores de red para responder a las cambiantes condiciones locales, como el aumento del tráfico observado durante la pandemia actual.
Pero el impacto puede ser aún más profundo dado que los servicios web modernos son modulares, con diferentes componentes de backend repartidos por diferentes redes, que son importantes para la experiencia y la seguridad del usuario. Por ejemplo, una tienda web puede depender de un servicio de inicio de sesión ofrecido por un tercero, como el inicio de sesión de Google. La misma tienda web también puede depender de una base de datos externa para el mantenimiento del inventario y de otra para la relación con los clientes. Por último, ¿qué sería una tienda web sin un servicio de pago? Si alguno de esos servicios de backend se encuentra en una red que se ve afectada por un cierre, entonces la tienda web dejará de funcionar o será poco fiable, poniendo en riesgo el negocio.
El éxito de Internet se ha basado en su naturaleza abierta, porque esta inclusión ha significado que cualquiera podía contribuir a su evolución con un potencial de innovación prácticamente infinito. La capacidad de asignar y utilizar recursos técnicos en diferentes redes, como se ha descrito anteriormente, es solo un ejemplo de las increíbles características de Internet. Pero esto se basa en la confianza.
Cuando se produce un cierre de Internet, el factor de confianza entre las redes comienza a erosionarse y las consecuencias pueden ser devastadoras. No tiene mucho sentido asignar recursos técnicos dentro o cerca de redes sujetas a cierres arbitrarios, como ocurre actualmente en la India. Como consecuencia, otras redes de la «red de redes» de Internet global evitarán las rutas sujetas a cierres arbitrarios, porque no se puede confiar en que entreguen sistemáticamente contenidos o paquetes de datos.
Por último, Internet es una red de uso general porque no existe un límite definido para las aplicaciones que puede soportar su infraestructura. Obviamente, esto no tiene ningún valor cuando se cierra, ya que no hay aplicaciones y servicios disponibles, incluidos, entre otros, los que provocaron el cierre. El cierre en Nueva Delhi del 26 de enero afectó a 50 millones de residentes, algunos de los cuales tuvieron muchas dificultades para hacer llamadas de voz. Esto se debe a que Reliance Jio, el proveedor de telecomunicaciones más popular de la ciudad, depende por completo del protocolo IP. Cerrar Internet no solo significa apagar las voces disidentes, sino también las empresas, los servicios gubernamentales, las instituciones educativas, la innovación y la sociedad en su conjunto.
Los gobiernos deben aprovechar el potencial de Internet como un recurso abierto y colaborativo para mejorar el bienestar de los ciudadanos, especialmente en una economía emergente como la India. Con una gran parte de su población aún desconectada, el país aún no ha aprovechado todo el potencial de la infraestructura de Internet como una fuerza para el bien. Pero esto solo es posible si se avanza de forma que se apoye la forma de interconectarse de Internet.
Los cierres de Internet son una medida desproporcionada con graves repercusiones que son contraproducentes para el desarrollo de la India en el mundo digital. A medida que la India avanza en su iniciativa de India Digital y formula políticas para el país, es fundamental hacerlo de manera que promueva la salud de los cimientos de Internet para crear estabilidad digital.
Lleva un seguimiento de los cierres e interrupciones que se están produciendo en la India y por todo el mundo en la plataforma de medición de Internet creada por Internet Society.
Imagen de Omar Flores vía Unsplash