No al bitcoin: el Banco Popular de China, que establece la política monetaria y regula las instituciones financieras en el continente, ha prohibido todas las transacciones de criptomonedas, según informa la BBC. El uso de criptomonedas “pone en grave peligro la seguridad de los activos de las personas”, dijo el banco. China considera que las criptomonedas son una “inversión volátil y especulativa” y una forma fácil de blanquear dinero, señala el artículo. El comercio de criptomonedas ha estado oficialmente prohibido en China desde 2019, pero ha continuado por Internet mediante mercados de criptomonedas extranjeros.
Aumenta la censura: Internet a nivel mundial se ha vuelto menos libre en el último año, con los esfuerzos de los gobiernos para frenar el sector tecnológico, lo que resulta en más censura y vigilancia, según un informe de Freedom House, detallado en The Washington Post. Mientras tanto, el enfoque del gobierno de Estados Unidos de no intervenir en la regulación del sector tecnológico ha permitido un aumento de la desinformación y el contenido conspirativo en Internet, dice el informe. The Wire en la India señala los cierres regionales del servicio de Internet por parte del gobierno indio y sus intentos de censurar sitios web, tal y como se detalla en el informe de Freedom House.
Eliminando obstáculos: los blogueros y productores de contenidos prorrusos están trabajando para encontrar formas de sortear los sitios de redes sociales que intentan bloquear la desinformación, según informa Financial Times. Cuando sitios como YouTube desmonetizan los canales pro-Kremlin, los productores de contenidos se vuelven creativos. “Los investigadores […] descubrieron que las secciones de comentarios de los lectores de medios de comunicación occidentales como el Daily Mail, el Daily Express, Fox News y Der Spiegel están siendo cada vez más manipuladas por los propagandistas, que luego señalan los comentarios pro-Kremlin como evidencia de la simpatía por el gobierno ruso en Occidente”.
Uniendo esfuerzos: un grupo de cinco pequeñas ciudades de Maine están trabajando juntas para lanzar un servicio municipal de banda ancha, según informa Government Technology. El grupo del condado de Waldo planea construir una red de banda ancha con un coste de entre 7 y 10 millones de dólares, pagados mediante subvenciones y bonos de ingresos. “En el mundo actual, la conexión a Internet de alta velocidad para el trabajo, la educación, la telesalud, el ocio y la comunicación es una necesidad, no un lujo”, dice Pete Milinazzo, miembro del consejo de la ciudad de Searsmont.
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