Las redes comunitarias son un asunto de autonomía, y así lo han demostrado las comunidades indígenas de México y el mundo. Junto con las lenguas, la milpa, la Tierra comunal, la asamblea y el tequio o trabajo comunitario que defiende desde la cotidianidad comunitaria diversas formas de habitar el mundo, la tecnología ha sido una herramienta de comunicación que responde a las necesidades de realidades tan diversas como la humanidad.
La radio, la telefonía y las redes inalámbricas comunitarias de Internet e Intranet (plataformas offline de contenido local) adquiridas y operadas por las mismas comunidades, no sólo responden al derecho humano a la comunicación y la conectividad, sino también al derecho de ejercerlo desde sus propios valores y principios; a la posibilidad de dialogar y decidir, por ejemplo, cómo va a funcionar, dónde se va a colocar la infraestructura, quiénes las van a mantener, cuándo se va a utilizar y cómo se va a sostener la red que pertenece a todos.
La Constitución Mexicana reconoce en su Artículo 2° el sistema de organización tradicional de las comunidades indígenas y el derecho a establecer sus propios medios de comunicación, además de obligar a las autoridades a crear las condiciones para que puedan operarlos y administrarlos de acuerdo a la ley. Si bien las condiciones se encuentran escritas en papel, persisten los obstáculos legales y burocráticos que las alejan de la realidad.
Por lo tanto, en México han sido las propias comunidades, de la mano con organizaciones de la sociedad civil, las que han hecho posibles estas condiciones. Así lo ha hecho, por ejemplo, el servicio de telefonía de Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias en comunidades indígenas de Oaxaca ), o la red inalámbrica del Colectivo Ik´ta K´op que comparte contenido educativo y cultural en la Intranet Ya J´noptik para la comunidad tseltal de Abasolo, Chiapas.
Además de resolver el acceso a la conectividad que el Estado y las empresas no han sido capaces de otorgar, las redes comunitarias nos permiten repensar los modelos hegemónicos de conectividad que predominan en el mundo, donde asumimos con naturalidad la relación individual de empresa-consumidor, olvidando por ejemplo, que el espectro es un bien común que nos pertenece a todos.
Con apoyo del programa Beyond the Net de Internet Society Chapter Mexico, en REDES AC, de la mano con el Departamento de Ingeniería Eléctrica y el Posgrado en Ciencias y Tecnologías de la Información de la Universidad Autónoma Metropolitana, y organizaciones como Altermundi y la Red de Comunicadores Boca de Polen, hemos dado los primeros pasos con cuatro comunidades indígenas (ayuujk, zapoteca, wixárika y tseltal). Un proceso para repensar la conectividad y desarrollar las redes comunitarias de acceso a Internet y a Intranets comunitarias. Procesos que son posibles también, por los valores en común de quienes trabajan en el desarrollo de infraestructura libre ya abierta, como el Software Libre y el Libremesh.
Seguimos avanzando para sistematizar este proceso – siempre abierto a la renovación de lo que es y puede ser una red comunitaria en este mundo tan diverso- y poder compartir el camino con otras comunidades, desde la autonomía tecnológica que construimos cuando trabajamos en hacer las cosas para nosotros mismos, con nuestros propios recursos.
Las comunidades indígenas enfrentan desafíos únicos para el acceso e inclusión de Internet. Aprenda cómo puede apoyar la conectividad indígena, ¡y luego descubra cómo crear una red comunitaria usted mismo!
¿Quieres ver cómo otras comunidades lo han hecho? Lea el artículo del New York Times «Cómo transportar Internet a un ex alto soviético en las montañas del Cáucaso», luego lea nuestro caso de estudio Tusheti para obtener más información.