La Patagonia Argentina se caracteriza por contar con grandes extensiones de territorio inhabitado. Al norte de esta región se ubica la provincia de Río Negro, en cuyo centro se encuentra El Cuy, un poblado que cuenta con cerca de 400 habitantes. Alejados de los grandes centros urbanos, los pobladores de El Cuy han sabido adaptarse a las dificultades para acceder a distintos servicios y tecnologías. Internet no ha sido la excepción.
En varios sentidos, el modelo de redes comunitarias representa la materialización del modelo de Internet. Se trata de proyectos implementados por las personas, cuyo factor clave es la colaboración voluntaria. Todas las etapas del proceso incluyen alianzas entre los actores de la comunidad. En el caso de El Cuy resalta además el apoyo que han brindado la Cámara Argentina de Internet (CABASE) y el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM).
Para Christian O’Flaherty, Gerente Sénior de Desarrollo para América Latina y el Caribe de Internet Society, la conexión a Internet se ha convertido en un elemento catalizador del desarrollo de la comunidad. «La operación de este programa piloto ha abierto las puertas para que los pobladores hayan decidido organizarse en una cooperativa. Esto, a su vez, permitirá que El Cuy tenga acceso a diversos financiamientos ofrecidos por actores como ENACOM para aumentar la capacidad de la conexión a Internet», señaló.
Abel Martínez, habitante de El Cuy y participante del proyecto, señala que la comunidad tiene como objetivo mantener la operación de esta red y ampliar su capacidad, lo cual será posible a través de la cooperativa que se encuentra en proceso de constitución, denominada Coopesur.
El despliegue de la red no ha estado exento de dificultades Desde el transporte del material necesario para instalar las torres de radiocomunicación hasta el cumplimiento de los requisitos regulatorios, los habitantes de El Cuy se han organizado para realizar las tareas necesarias. Simón Camú, miembro de Coopesur, señala que el grupo de personas involucradas en el proyecto ha variado a lo largo del proceso, aunque el ánimo se ha mantenido a tope desde la primera vez que esta red comunitaria se conectó a Internet, en abril de este año.
Los beneficios para la comunidad han sido notorios. Tamara Rodríguez y Rubén Pereira, habitantes de la localidad, señalan el impacto positivo que la conectividad les ofrece en materia de salud, educación y acceso a la información. Por eso no resulta raro que la red incluso presente episodios de congestión a causa de la alta demanda de uso. También resulta significativo que las entrevistas que realicé con ellos para escribir este artículo hayan ocurrido a través de mensajería instantánea, algo inimaginable antes de la entrada en operación de la red.
Cerrar la brecha digital es un aspecto crítico. ¡Las redes comunitarias ofrecen una solución!