Todos los días, personas de todo el mundo ayudan a sus vecinos a conectarse a Internet. La pandemia global de coronavirus nos ha enseñado que Internet, ese salvavidas para muchísimas personas, es más importante que nunca. A pesar de ello, casi la mitad de la población mundial sigue sin acceso a Internet.
Motivadas por el deseo de conectar a las comunidades de cualquier forma posible, personas de todo el mundo participan en iniciativas para instalar redes de formas nuevas e innovadoras, que se suman a las soluciones de acceso a las telecomunicaciones/Internet tradicionales. Soluciones caseras creadas por la comunidad para la comunidad.
Cualquiera puede colaborar con el desarrollo de Internet.
¿No sabes por dónde empezar? Existe una comunidad de personas que puede ayudarte a empezar. Juntos podréis aprender a poner en marcha una red que dé servicio a tu comunidad (¡tú PUEDES conseguirlo!), proponer políticas sensatas a las autoridades para conectar a tu comunidad o compartir ideas nuevas. O a lo mejor eres capaz de crear una solución nueva para que la gente se conecte a Internet.
Tu conocimiento especializado cuenta. Cualquiera puede participar y aprender de los demás.
¿Necesitas más inspiración? He aquí la historia de Lillian Achom. Lillian empezó con nervios y dudas sobre su contribución, pero con el tiempo se ha convertido en un magnífico ejemplo de que para conectar al mundo solo hay que estar motivado para ello.
Tus experiencias te convierten en un experto
¿Alguna vez has sentido la imperiosa necesidad de saber algo, pero la idea de plantear la pregunta y sentirte cuestionado por todos los que te rodean en el foro de Tecnología de la Comunicación e Información (ICT) te impide levantar la mano? ¿Sentiste vergüenza y pensate que podías ser la única persona desinformada de la sala y preferiste averigüar la respuesta en silencio por tu cuenta?
Conozco a muchas personas, sobre todo mujeres, que pueden contar una experiencia similar. ¡Pero al final he aprendido que en el movimiento de las redes comunitarias todos somos iguales y todo el mundo cree en los demás! Cuando trabajas por el desarrollo de Internet, se trata de toda la comunidad, es un trabajo asociativo y colaborativo. Todo el mundo aporta su grano de arena.
No era consciente de ello cuando en 2016 participé en el curso de gestión de proyectos como becaria de AFRINIC FIRE Africa. Durante el curso estudiamos la Red Comunitaria Zenzeleni en Mankosi, una localidad situada en la Provincia Oriental del Cabo (Sudáfrica). Asistí a una charla de Carlos Rey-Moreno, de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, sobre su trabajo en la comunidad Zenzeleni, y llamó poderosamente mi atención. Me imaginé un grupo de gente apasionada de las comunidades rurales conectándose a Internet, gestionando su red colectivamente y brindando oportunidades económicas a toda a la comunidad. Pero con toda mi experiencia previa en ingeniería de redes, ¿cómo es posible que acabara de descubrir esto? Y después escuché a otro ponente que habló sobre una red comunitaria que lleva en marcha desde 2007 en Gulu (Uganda). ¡Y yo soy de Gulu! Lógicamente, no era la única en esta situación. Como participante en el ICT, tenía la sensación de no estar haciendo lo suficiente para mantenerme al día sobre las tecnologías que evolucionan muy rápidamente. Me propuse averiguarlo. Esto se convertiría en mi misión personal.
En la Cumbre de Internet en África de 2017 celebrada en Nairobi, organizada por Internet Society y la APC, me ofrecieron un material gratuito en el stand de Internet Society titulado “Favorecer la creación y adaptabilidad de soluciones de acceso asequibles: estudio de las redes comunitarias en África”, cuyo autor es Carlos Rey-Moreno. ¡Fue un hallazgo muy emocionante! Sus palabras me volvieron a inspirar y sentí que debía hacer algo más para participar. Me leí todo el documento, subrayé los puntos fundamentales, pero sabía que no lo iba a entender del todo hasta que visitase la red comunitaria en la localidad de Gulu.
Gracias a BOSCO Uganda, las sesiones de aprendizaje entre pares en las sedes de las redes comunitarias no decepcionaron. Estuve en cuatro sitios diferentes y por primera vez empezó a cobrar sentido todo lo que había leído.
Ahora tenía un conocimiento más profundo sobre las redes comunitarias, pero no tuve claro mi papel en las redes comunitarias hasta que conocí a la familia de redes comunitarias en 2018, en la Cumbre sobre Redes Comunitarias en África organizada por Internet Society y la APC. El evento fue muy inclusivo y abierto y allí descubrí que había mucha gente como yo, en diferentes fases de su trayectoria de aprendizaje. Lo más importante de todo esto era el aprendizaje y todo el mundo estaba aprendiendo. Esto hizo que me sintiera cómoda. Era la primera vez que no me sentía sola.
Quería quedarme en la última fila de la sala de formación. Tenía pensado limitarme a mirar y aprender, pero me pidieron que formara parte de la formación práctica. ¡Estaba muy nerviosa! Esto era algo muy fuerte para mí. Es un espíritu que hace que las personas se unan y saquen lo mejor de sí mismas. Resultó aleccionador pensar que mi opinión importaba, que yo era suficientemente buena.
En la cumbre, nadie juzgaba o desalentaba por no saber nada, todo era apoyo y ánimo. Esto es algo que sentí en toda la comunidad. Aunque no tengas una formación técnica, todo el mundo es capaz de hacer grandes cosas y todo el mundo tiene algo que compartir. Todos parecían tener la mente puesta en el mismo objetivo: que nadie se quede atrás.
No tenía ni idea de que mis esfuerzos me ayudarían a prepararme para un nuevo rol; un rol que no me habría imaginado dos años antes: ¡gestionar la puesta en marcha de redes comunitarias dirigidas por mujeres en cuatro países diferentes! Kenia, Senegal y Marruecos y otra en preparación para instalarse en Namibia.
Esta oportunidad me iba a permitir vivir en primera persona todo el proceso de instalación de una red comunitaria. Mi confianza se vio reforzada gracias a la Cumbre sobre Redes Comunitarias en África de 2018 y a todas las personas que conocí allí. Así pues, teniendo la seguridad de contar con expertos dispuestos a ayudarme, aproveché la oportunidad.
Tres años después, puedo decir que todos estos esfuerzos y sacrificios han valido la pena. He comprobado en primera persona la diferencia que puede marcar una red comunitaria: todo el mundo aprende de los demás y prueban cosas nuevas para favorecer el crecimiento de la comunidad. Las redes comunitarias pueden sonar a tecnicismo, pero cualquiera puede instalar una con la ayuda de la comunidad. Todo el mundo puede aprender en cualquier momento, sea cual sea su formación y experiencia. Lo único que necesitas es pasión y voluntad para aprender y plantear preguntas. Participa. ¡Únete!
Lee más información sobre la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC, por sus siglas en inglés) y nuestro trabajo en las redes comunitarias.
Conectarse a Internet nunca ha sido tan importante. Seguiremos presentando el trabajo de las comunidades por todo el mundo para que Internet siga siendo abierto y esté conectado globalmente. No tiene fronteras.
Imagen de portada Imágenes de ©Lillian Achom utilizadas con permiso