A estas alturas, muchos nos estamos dando cuenta de que hemos dado por supuesto el acceso a cosas básicas como, por ejemplo, la interacción social, la atención médica, la educación presencial y… a Internet. Si bien es siempre valioso, ahora Internet es un salvavidas que ofrece a unos pocos afortunados la posibilidad de adaptarse y mantener una cierta normalidad y contacto con nuestro trabajo, servicios médicos y nuestros familiares y amigos. Pero aquellas personas que no disponen de acceso a Internet de banda ancha están viviendo un confinamiento difícil. El año pasado, un análisis de Microsoft indicó que 162,8 millones de estadounidenses no pueden usar Internet a velocidades de banda ancha. Eso es inaceptable y mientras las comunidades ponen en marcha iniciativas para instalar sus propias redes, el Congreso debe asumir el liderazgo adoptando medidas que garanticen el acceso de todos los estadounidenses a la banda ancha a un precio asequible.
Mientras algunas ciudades y estados han empezado a relajar las medidas, todavía falta bastante tiempo para la vuelta a la normalidad.
El Congreso tomó la primera medida importante con la ley CARES, pero tuvo un alcance insuficiente. La ley HEROES y la ley sobre la CATÁSTROFE DE LA COVID-19 en el Territorio Indio son medidas más serias para abordar las necesidades de conectividad de estos lugares, y aplaudimos estas decisiones del Congreso. Ahora es el momento de aplicar estas leyes decisivas, con la mayor rapidez posible, para que las ciudades, pueblos y comunidades tribales empiecen a recuperarse de la COVID-19 y pongan en marcha sus economías digitales en una coyuntura con un futuro económico incierto.
Estas leyes cumplen varios objetivos en lo relativo a políticas sobre acceso, pero todavía queda mucho trabajo pendiente. Antes de la aprobación de estas leyes, u otras similares, deben contemplarse las disposiciones fundamentales que permitan a los miembros de la comunidad beneficiarse directamente de sus disposiciones, y que no favorezcan únicamente a los proveedores y a las principales empresas nacionales de turno. Para orientar a los legisladores durante el proceso de revisión de estas y otras leyes de emergencia, Internet Society se ha aliado con nuestra comunidad para crear una versión actualizada de nuestras Recomendaciones sobre Políticas de la Cumbre de Conectividad Indígena. Estas recomendaciones pueden servir para garantizar que los miembros del Congreso aprueben leyes que empoderen y ayuden a las comunidades a conectarse a Internet.
Por ejemplo, cuando asigne la financiación para el acceso a Internet, el Congreso debe asegurarse de que las comunidades de todo el país pueden poner en marcha sus propias redes en zonas infraconectadas aprovechando los recursos de que disponen actualmente. Estas redes comunitarias, redes fomentadas por Internet Society y nuestros socios y creadas por la comunidad para garantizar su propia conectividad, son una parte fundamental de la solución a la falta de banda ancha universal. Las redes comunitarias también benefician a consumidores y emprendedores, ya que ofrecen conexiones y oportunidades en todo el mundo, lo que provoca un mayor crecimiento socioeconómico.
Para que las redes comunitarias hagan la transición de la “puesta en marcha de emergencia” a “la nueva normalidad”, necesitan acceso a las redes de retorno. Las redes de retorno ofrecen la conectividad indispensable de primer kilómetro y media distancia y se pueden mejorar para hacer frente al aumento de la demanda durante los próximos años.
Mientras el Congreso trabaja en la ley HEROES y la ley sobre la CATÁSTROFE DE LA COVID-19 en el Territorio Indio y otras leyes relacionadas, los legisladores deben pensar en aquello que generará un retorno de la inversión sólido para el país, y deben incluirse programas de financiación mediante subvenciones y préstamos para redes de retorno de fibra en redes comunitarias. Si se construyen carreteras nuevas, el Congreso debe fomentar políticas que incentiven la instalación simultánea de líneas de fibra en estas rutas, que se suelen denominar líneas de cableado subterráneo. En las zonas donde no se renovarán las carreteras y autopistas, el Congreso debe reservar fondos para construir de forma independiente infraestructura de fibra óptica de acceso gratuito integral con la finalidad de mejorar la conectividad y resistencia de esas redes comunitarias.
Cuando asigne esos fondos mediante subvenciones y préstamos, las redes propiedad de la comunidad y las redes pequeñas rurales y tribales deben tener prioridad. Esto no solo permitirá que los fondos lleguen rápido a las economías locales, sino también facilitará que las redes se diseñen e instalen para satisfacer las necesidades de sus comunidades. Estas redes pequeñas y de titularidad local son mejores para empoderar a las comunidades, ya que ofrecen formación y competencias a los residentes y garantizan que sus recursos financieros se queden en estos lugares, en lugar de subcontratarse a las empresas principales sin presencia local.
Cualquier ley de emergencia también debe contemplar fondos adicionales para el acceso de banda ancha en instituciones principales como bibliotecas, escuelas y hospitales, así como financiación específica para la formación de los miembros de la comunidad para que ellos mismos puedan instalar y mantener la infraestructura.
Resulta difícil encontrar el más mínimo consuelo en la tragedia de la COVID-19. Pero saldremos adelante y cuando lo hagamos, espero que nuestro país salga más resistente y conectado. Para ello, el Congreso debe asignar financiación adicional para el acceso a Internet de banda ancha en todo tipo de redes. Los estudiantes, empleados, médicos y demás miembros de la comunidad son conscientes de las nuevas oportunidades que ofrece el acceso de banda ancha. Ahora, la pelota está en el tejado del Congreso para asegurarse de aprobar la financiación necesaria que garantice un futuro más conectado para todos.
Puedes consultar las Recomendaciones sobre Políticas de la Cumbre de Conectividad Indígena originales aquí y la nueva versión de nuestras Recomendaciones sobre Políticas en respuesta a la COVID-19 aquí.
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Imagen de Maddy Baker vía Unsplash