Personas de todo el mundo dependen de Internet para vivir y trabajar. Más allá de la superficie de las aplicaciones, los servicios online dependen de la «interoperabilidad», es decir, la capacidad del software para funcionar junto.
Por ejemplo, esto es lo que te permite enviar un documento desde tu cuenta de Outlook en tu iPhone a la cuenta de Gmail de un amigo, después editar el documento en una tableta de Samsung antes de guardarlo en una cuenta de Alibaba en la nube y, por último, publicarlo en Twitter usando una aplicación con Hootsuite.
Pero como hemos admitido en el Informe sobre Internet Global de 2019, las tendencias de consolidación en la economía de Internet, especialmente en el nivel de aplicaciones y servicios web, han dado pie a debates públicos sobe la necesidad de regular las grandes empresas tecnológicas. Entre las medidas propuestas por los legisladores, académicos y otros intelectuales de todo el mundo está que se obligue legalmente a los servicios y sistemas de software a ofrecer interoperabilidad o interfaces abiertas. Hoy vamos a publicar un nuevo libro blanco sobre este tema que persigue el objetivo de favorecer y darles profundidad a los debates sobre las consideraciones fundamentales existentes.
El sentimiento general entre los expertos en competencia, legisladores y otras partes interesadas es que la política de competencia existente no está abordando las preocupaciones económicas y sociales de los monopolios online y la hegemonía en la economía digital. En este sentido, durante los últimos años han proliferado los informes y las propuestas destacados, principalmente en Europa y Estados Unidos, que describen una serie de recomendaciones para actualizar las políticas de competencia existentes.
Entre las medidas propuestas están aquellas que buscan controlar el uso de los servicios y sistemas de software, incluidas propuestas para establecer la obligatoriedad de mecanismos técnicos para la portabilidad de los datos, el acceso a los datos e incluso el uso de estándares específicos para garantizar la interoperabilidad entre los sistemas de mensajería instantánea. Sin embargo, si bien estas propuestas pueden diferir en cuanto al foco, alcance y objetivos, existe un denominador común en todas ellas, según el cual se establece la obligatoriedad de que las interfaces técnicas se diseñen o funcionen de determinada forma (explícita o implícitamente).
Esta obligatoriedad de interfaces abiertas es importante. Si se hace bien, acarrearía ventajas económicas, sociales y técnicas, reduciría el riesgo de fallos de mercado y estimularía la innovación sostenible. Si se hace deficientemente, podría socavar estos resultados y poner en peligro otros objetivos políticos como, por ejemplo, la privacidad, la seguridad y la resiliencia de los sistemas.
Y lo más importante es que dichas interfaces son en la práctica componentes para el desarrollo de nuevas tecnologías e innovaciones. Pueden respaldar la naturaleza generadora de Internet permitiendo al diseñador de aplicaciones que use funciones y servicios sin detalles de la mecánica subyacente y basarse en soluciones existentes. Sin embargo, una vez que se permita el acceso libre a una interfaz, los nuevos usos, sobre todo junto a fuentes de datos adicionales y otros recursos, podrían acabar siendo importantes de una forma inesperada. Lo que simplemente era una vía cómoda para datos y eventos compartidos puede acabar convirtiéndose en una parte prácticamente indispensable de la infraestructura de las aplicaciones.
Este libro blanco persigue el objetivo de describir algunas de las consideraciones generales que deben aplicarse a dichas medidas: desde temas prácticos para establecer los requisitos técnicos de la interfaz y operaciones permanentes, hasta temas de política más amplios como, por ejemplo, la privacidad o la repercusión en las dinámicas de mercado. Tiene la finalidad específica de apoyar a los legisladores que participan y ayudar a completar los debates actuales detallando algunos de los problemas que podrían afectar a los resultados previstos.
Lee el documento Consideraciones para la obligatoriedad por ley de las interfaces abiertas . Si tienes alguna pregunta, comentario o deseas más información, ponte en contacto con Carl Gahnberg escribiendo a [email protected].
Imagen de Wilhelm Gunkel vía Unsplash