Llevamos Internet
a las mujeres indígenas del
Chaco Sudamericano

Frutas y verduras en cajas y sacos

Una mujer joven se dispone a poner productos sobre una gran mesa de madera. Empieza con los cogollos de lechuga, luego añade tomates, brócoli, coliflor y clementinas de color naranja brillante. Uno de los visitantes del pueblo vecino sonríe ante la visión y decide probar una pequeña clementina. “Es muy dulce”, dice.

Se trata de una de las primeras cosechas de productos ecológicos cultivados en Puesto García, gracias a la información que los agricultores obtuvieron utilizando su nueva conexión a Internet.

“Aprendí mucho, y quiero seguir aprendiendo”, afirma Elizabeth Pacheco, una de las mujeres impulsoras del proyecto. “Me puse el objetivo de cultivar productos orgánicos y lo conseguí”.

Puesto García es un pueblo de unos 700 habitantes. Aunque son pocos, se encargan de cultivar productos que alimentan a cientos de personas en los pueblos vecinos, y su red de distribución se extiende hasta partes de Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más grande de Bolivia.

Han detectado un nuevo mercado de personas que buscan comer más sano con menos impacto ambiental, y los productos ecológicos son su mayor baza. Pero no siempre es fácil optar por lo ecológico.

“Plantamos patatas, pero lo intentamos una y otra vez, y no crecían bien. Una amiga mía también tenía el mismo problema con sus cultivos, entonces le propuse que fuéramos al centro NANUM a investigar”, dijo Elizabeth.

Una mujer sentada delante de un ordenador

Alianzas para conectar
a las mujeres del Gran Chaco

La zona del Gran Chaco abarca cuatro países: Bolivia, Paraguay, el norte de Argentina y una pequeña parte de Brasil. Es el hogar de varios pueblos indígenas, como los guaraníes, los tobas y los wenhayek.

Mientras que algunas zonas urbanas del Chaco disponen de conexión a Internet, otras a pocos kilómetros están rezagadas en este sentido. Construir la infraestructura es caro, y muchos proveedores de servicios de Internet (ISP, por sus siglas en inglés) no obtienen suficientes beneficios para justificar la inversión, por lo que evitan por completo dar servicio en estas zonas. Como consecuencia de ello, poblaciones enteras se quedan sin acceso a las oportunidades que brinda Internet.

Además de la creciente brecha digital entre las zonas rurales y urbanas, las comunidades agrarias del Gran Chaco también se ven amenazadas por el cambio climático, el acaparamiento de tierras y la deforestación. Al depender principalmente de la agricultura para sobrevivir, quieren una conectividad a Internet funcional que les ayude a reforzar las oportunidades económicas existentes, encontrar otras alternativas, hacer oír su voz y aumentar su resiliencia.

Un grupo de personas mirando un ordenador
Un grupo de gente en una ceremonia inaugural

Ahí es donde el proyecto NANUM Mujeres Conectadas fue decisivo. Al estar familiarizadas con los problemas de sostenibilidad y las comunidades indígenas de Sudamérica, organizaciones como la Fundación Avina y Nativa empezaron a colaborar con otras organizaciones sin ánimo de lucro, empresas locales y negocios globales para poner en marcha el proyecto en 2020. Desde entonces, se ha centrado en la capacitación digital de las mujeres indígenas mediante el desarrollo de telecentros en comunidades del Chaco.

Saber utilizar Internet nos abre esta enorme puerta que nos lleva a generar conocimiento y ser capaces de innovar en cada uno de los territorios en los que trabajamos. Favorece el desarrollo económico”.

Marcela Zamorra, directora de proyecto, Nativa en Bolivia

Al principio, el proyecto tuvo éxito. Empezaron poniendo en marcha centros de Internet y formación, llamados Centros NANUM, en zonas con escasa conexión. Aun así, la falta de equipos e infraestructuras locales dificultó un servicio rápido y fiable. Las mujeres asistían a estos centros para aprender técnicas digitales, empresariales y de desarrollo de contenidos, y recibir formación periodística local. Pero necesitaban un socio con conocimientos técnicos y experiencia en comunidades remotas y aisladas.

Desarrollo de la infraestructura de Internet en comunidades alejadas

En 2021, se pusieron en contacto con Internet Society. Esta nueva alianza aportó más conocimientos técnicos a través de las delegaciones locales y financiación adicional. Esto llevó al equipo a darse cuenta de que podían levantar infraestructuras que conectaran más de una comunidad a la vez, con el enfoque adecuado.

Tras la financiación inicial de la implantación por parte de Internet Society, el equipo del proyecto trabajó con las filiales de Bolivia y Paraguay de Internet Society para ampliar el acceso a Internet a comunidades más alejadas, como Santa Rosa en Paraguay y Puesto García en Bolivia. Juntas pudieron poner a prueba redes comunitarias conectadas a la infraestructura existente, ampliando la huella de conectividad de la región y reduciendo la brecha digital local.

Ponente en la conferencia de la ceremonia

El siguiente paso era fomentar y mantener la adopción de esta nueva tecnología. NANUM Mujeres Conectadas se centró en identificar a las mujeres emprendedoras de las comunidades que habían formado organizaciones (como pequeñas empresas agrícolas o escuelas locales) y querían utilizar Internet para ampliar su alcance, acceder a más información, desarrollar sus capacidades y acceder a información actualizada.

Esto garantiza la sostenibilidad y la apropiación de la tecnología. Donde la gente ya tiene una [estrella] del norte, un objetivo [para] la conectividad […] Internet se convierte en una herramienta importante, y la gente tiene oportunidades de mantener la red funcionando por su cuenta».

Marcela Zamorra, directora de proyecto, Nativa en Bolivia
Poder aprender es indispensable. Las redes sociales nos permiten llegar a otras partes del distrito e incluso a otros países, con nuestra artesanía y nuestros productos. No se trata de vender, sino también de aprender sobre el mercado. A veces, teníamos que ir a los mercados para ver cuánto cobraban por los productos. Internet nos permite hacerlo de una forma más eficaz y económica”.

Delia López, directora regional, Bartolinas, una organización de mujeres campesinas
Una mujer en un huerto con un puñado de tomates en la mano

En Santa Rosa (Paraguay), una comunidad de más de 2000 habitantes, la conectividad se limitaba a costosos paquetes de datos a través de servicios móviles limitados que no estaban al alcance de la población local. Para las mujeres locales que se dedican a la artesanía, “la conectividad [no solo aportó] la oportunidad [de vender] sus productos con otras comunidades, sino que también les ayudó a desarrollar competencias digitales y financieras”, afirma Mariana Franco, directora del proyecto NANUM en Paraguay.

Después de trabajar con estas dos comunidades, otras ampliaciones les ayudaron a llegar a otros sitios como Chimeo y Tahiguati, donde las mujeres venden telas, obras de arte e incluso cosméticos de producción local.

Hasta ahora, la asociación ya ha conectado a Internet a más de 5000 personas. Y no se van a parar ahí.

A woman in a garden holding a garden tool

Ayuda a conectar a los desconectados

Internet Society ayuda a comunidades desfavorecidas de todo el mundo a construir Internet por sí mismas.

Tú también puedes contribuir a un mundo en el que todos puedan beneficiarse de las oportunidades que brinda Internet.

Derechos de autor de las imágenes:
© Gustavo Castellanos Echazú